Literatura > Poesías
Biblioteca Virtual de Poesía
Luis Benítez - Manhattan Song (2010)
2010-12-08 | El Descubrimiento
Manhattan Song
Luis Benítez
Buenos Aires, El fin de la noche, 2010
COMENTARIOS
EXPERIENCIA, SENSIBILIDAD Y DIALÉCTICA. SOBRE MANHATTAN SONG. CINCO POEMAS OCCIDENTALES.
Por Juan Arabia, artículo publicado la revista “Red y Acción”, de Cali, Colombia, el 7 de noviembre de 2010 (ver: http://www.redyaccion.com/red_todo/red_2010/noviembre/poeta.htm)
“Luis Benítez no sólo nos presenta un determinado momento histórico, la sensibilidad misma confluye con su experiencia de escritor sudamericano, que lejos de su tierra natal intenta pero no puede cambiar de vestimenta: una cultura que lo ha atravesado se mezcla dentro de una nueva cultura que lo atraviesa en tiempo presente. Comenzamos pronto a ver, a sentirnos extranjeros pero cómodamente. Ni Jim Morrison, ni la esplendorosa vista al Central Park o la misma Japanese Food, logran enajenar al amigo hispano que sabe que no hay un piso para él en aquella rota “pocilga”, del bárbaro que circula “en la farsa de Roma”... Desde las improvisaciones de la Escuela de Nueva York, hasta romper con ellas; desde el Vallejismo que pulveriza formas estéticas y gramaticales, hasta hacer de ese acto lo representativo de la poesía; Benítez, con la síntesis de Borges por momentos, con el delirio exacto, medido y comprensible de Dylan Thomas, con su pluma misma hoy día ya inconfundible, nos deja un retrato necesario y maravilloso del género.”
...........................................................
BENÍTEZ LE CANTA A MANHATTAN
Por Alejandro Frías, reseña publicada en el diario “El Sol”, ciudad de Mendoza, el 21 de octubre de 2010 (ver: http://elsolonline.com/noticias/viewold/50876/benitez-le-canta-a-manhattan)
“Sin dudas, este es un buen año editorial para Luis Benítez. Después de que, en agosto, el sitio publicatuslibros.com hiciera una edición de sus obras completas en tres tomos, ahora El Fin de la Noche acaba de sacar a la calle Manhattan song (cinco poemas occidentales), textos que Benítez escribió entre 1992 y 1993, cuando vivía en Nueva York. Todos estos años de gente. Manhattan song, a primera vista, parece ser una mirada más de un latino más en esa ciudad que es el centro del mundo occidental, pero apenas uno se pone a nadar en ese mar, o mejor, apenas uno comienza a perderse por esas calles ecuménicas y políglotas que propone Benítez, descubre que no se habla de un lugar y un momento cualquiera, sino que lo que se encierra ahí es la historia de la gente de a pie, de la que trabaja y sobrevive, de la que emigra y se integra, de la que huye corriendo hacia delante. Así, es la vida la que se abroquela en este canto a Manhattan; la vida de las personas que hacen la ciudad. Por eso, vistos a la distancia de las casi dos décadas trascurridas desde su escritura y de la casi década de la lluvia de fuego de los aviones sobre las Torres Gemelas, los párrafos de Benítez prefiguran los destinos de esa nueva Roma.”
........................................
LA CANCIÓN DE MANHATTAN
Por Jorge Gómez Giménez, reseña publicada en la revista Letralia, en Cagua, Venezuela, Año XV - Nº 241, el 1 de noviembre de 2010 (ver: http://www.letralia.com/241/breves.htm)
“La editorial argentina El Fin de la Noche ha publicado el poemario Manhattan Song, cinco poemas occidentales, del escritor Luis Benítez (Buenos Aires, 1956), en formatos digital e impreso. Escrito a principios de los años 90 en la isla que le da su título, el libro de sesenta páginas aspira, según su autor, a una universalidad basada en el multiculturalismo neoyorquino. “Difícilmente se pueden buscar con ingenuidad en las páginas siguientes referencias a esa ciudad, rasgos anecdóticos o cualquier otra cosa del mismo tenor”, dice Benítez en el prólogo. “El Hudson puede ser el Yang Tzé o el Mapocho o el mismo Río de la Plata”.”
...............................................................................................................
Poemas de: MANHATTAN SONG
UN NOMBRE TRABAJA MIENTRAS CAE LA NIEVE
Entre unos cobertizos con pilas de basura en cada puerta
Armados de apuro por la fatiga del caballo y del brazo
Todavía tres días después de la derrota un ciego canta.
De pie sobre una montura que apenas lo eleva del suelo
En la pendiente entre los pinos canosos
Y el indiferente vociferar de los tendidos que piden
Su puchero y su vino y una ramera que vieron
Antes de llegar a Quíos un ciego canta
Al ritmo de su lira de madera.
Sentado en la penumbra su criado deja el ojo asustado
Volar por los rostros cuando los alumbra el fuego
No lo distrae vigilar las mulas sino el cálculo
De la moneda de bronce que el oficial cansado
Le dejará en la mano cuando el ciego calle
Y él recorra los fogones con el sombrero en la mano
Y una sola palabra en la boca: “Caballeros…”
Alguien sale de su tienda remendada absorto
Camina dos pasos y se queda mirando al ciego
Y no ve nada por el peso de una decisión
Que le concierne y no ha tomado.
Una decisión que nada tiene que ver
Con las batallas. Alguien orina y se ríe
Contra un árbol. Otro borracho se calza
El casco de bayas crines de caballo
Aúlla un juramento horrible y se desploma
entre los camaradas de corazón fraterno.
Alguien busca en la radio no sabe qué ni dónde encontrarlo.
Sólo produce una voz multicolor
Sin partes pero su afán es largo.
El ciego tiene un traje nuevo y una voz ya entonces
Ronca donde se quedó el invierno. Hace una pausa
Y bebe lo que le alcanza un interesado -el único-
En volver a escuchar cómo enloquece Ajax
O qué suerte le aguarda a Héctor como si el ciego
Fuera a cambiar el suceder ficticio
Más severo que el otro.
Aunque, ¿quién obliga a esa bella palabra caballo
A referirse a esa sombra plateada?
Entre el sonido y la bestia
Algo contento pasa.
En el derrotado y ruidoso campamento
Donde ya las brasas se consumen
Las brasas que a lo lejos semejan
El dibujo de un archipiélago
En los mares oscuros fulgurante
Mientras la nieve vuelve
Y las otras voces se apagan
En murmullos
Mientras la nieve vuelve
Un ciego canta cerca de su criado
Y de sus fardos y nadie
En la región sabe su nombre.
Un camino insuficiente será posible:
Dividir el mundo entre el ciego y alguien.
“Cantá, odiosa, la cólera de Aquiles.
Bueno, desde entonces sólo amo dos cosas:
Los enigmas, las paradojas y los juegos de palabras,
Donde la palabra cazador aguarda inmemorial
El imposible paso de la palabra ciervo
Por el laberinto de la palabra diccionario
Para manchar de repetidas palabras sangre
La palabra verde. Queda claro mortales
Que yo no me visto para los otros
Sino solamente para mí.”
..............................................................................................................
.
UNDERGROUND NEW YORK
Arriba sopla el cannabis
El viento de la ciudad entre los que hablan solos
Y aquí abajo los trenes brillan y van y vienen
Por el cribado laberinto. La mujer negra borracha sola
A medias incorporada sobre el banco de la estación Lexinton
Le explica interminablemente al prudente policía
-Oigo apenas entre el bosque de sombreros que sonríen
Las blancas manos que aprietan sus carteras
Los impávidos latinos que como yo
Son bárbaros en la farsa de Roma-
Los detalles de una muerte –es su esposo un niño o su trabajo-
Que la llevaron al abandono de la recta vertical de su cuerpo larguísimo
Al charco que bajo el banco de la culpable se derrama. Al abandono.
Entonces la pequeña japonesa
-Dónde dejó la vitrina minúscula de su caja de música
El tu-tu absurdo como la envoltura de un bombón
A mitad de camino entre los agujeros de las medias de baile
Y la cara de la loca-
Hizo un rotundo croisse
Burlando con su pelo amarillo
Las mandíbulas verticales
Clavada en puntas de pie sobre el piso en movimiento
Un lago de los cisnes a toda carrera
Bajo el piso nevado de Manhattan.
Luego el vaso blanco de su delicado y dignísimo gesto
Entre saltos y reverencias y miradas a otra parte
Sin abandonar el otro lado desde donde no nos miraba.
Dónde estaba la pequeña japonesa
En qué salón de luces y de aplausos
Cuando en medio del vagón inclinó el tronco y la cabeza
Y extendió las manos de uñas despintadas
La boca torcida por su risa demente.
En el fondo del vaso sola como su alma la moneda.
.................................................................................................
LA SUERTE DEL AMOR EN LA POSMODERNIDAD
Alguien dijo que nada queda de distinguido en este mundo
Salvo el hábito de la cacería de osos polares
En el verano ártico. Aunque parezca obscena,
Es una actividad ejecutada seriamente:
Familias enteras viven de este afán de conservar
Algo distinto, inmaculado todavía.
Hay hombres serios cada primavera calculando
Que con lo que dé el verano enviarán en invierno
A sus hijos a la escuela. Sucede en tierras tristes:
Kholokohak, Furstboro, Saint Felicien
Son algunos de esos lugares donde,
A medida que se retiran los mosquitos
Y la niebla cede, tienden la vista a lo lejos
O acechan el teléfono, atentos
A la agencia que solicitará sus servicios.
Dos meses después, cuando todo haya sido concertado,
La aurora boreal hará iridiscente el paisaje cubierto
De nieve sucia mezclada con barro y ramas,
Grandes montones peligrosos por donde
Estos hombres graves fumarán sus Marlboro
Guiando pausadamente al extraño al mismo sitio,
Al mismo oso muerto el verano anterior.
Luego las fotos, los mesurados festejos,
La alegría que tiene que haber en ese momento.
La alegría es un deber como cualquier otro.
Cualquiera sabe que la ballena azul
Es el más grande animal que jamás haya existido
Y que no se conoce actualmente su número,
Aunque se estima que quedan demasiado pocas
Para el decoro del planeta.
Un animal tan enorme debe ser, asimismo, conservado.
Los sonares y electrodos de la base de estudios de la vida marina en Maryland
Han detectado un nuevo sonido emitido por las grandes azules:
Es como un aullido asqueroso, un chillido de miles de ratones
Encerrados en las bocas de estas bestias, donde pueden
estacionarse cómodamente algunos automóviles.
Achicharra los nervios escuchar ese sonido.
Hace veinte años no existía.
Pero los códigos sólo se conservan desde entonces.
Se dice que son tan pocas, que han desarrollado
Ese sonido especial para llamar al imposible otro
De su especie. Es el deseo, que busca su eficiencia.
Que a veces, pasan su vida entera recorriendo
Los siete o más mares que hay buscando, buscando.
Finalmente mueren emitiendo ese sonido,
Cada vez más débilmente, hasta que cesa del todo
Y unas decenas de toneladas de carne se depositan
En el légamo del fondo del sueño.
Una remesa nueva y silenciosa, al cabo de un tiempo
-fácilmente calculable- trocada en alguna capa más
de grano fino que engrosa la cubierta.
También están el tipo la tipa que descubren en la carroña
Que les ha tocado en suerte muy buenas cualidades:
La nobleza es una cuestión de la imaginación. Hace la vida
Más llevadera desde el desayuno hasta la cena.
Luego, lamentablemente, se sueña toda la noche con lombrices,
Grandes lombrices anilladas que te comen las articulaciones lentamente.
Tienen todo el tiempo de este mundo.
Pero ella/él son lo mejor que nos podía haber pasado.
Mirá si no todavía fresca esa gotita de sangre,
Esa gotita, que es todo lo que queda aquí, a la vuelta,
Del desgraciado/la desgraciada que se había animado
A vivir sólo consigo. Entiéndase: a solas con todo Eso.
Claveteando la puerta infatigablemente, arrimando muebles,
Poniéndole toda suerte de obstáculos, hasta comprender
Que es el monstruo mismo quien nos alcanza los clavos.
Desgraciadamente son la gente
Más romántica de este mundo: Sufren todavía más,
Dulces transformaciones del hombre y la mujer,
Obligadas a salvarse de la locura por el trasvestido salvavidas,
Adán con portaligas, eva con bigotes, representando
Incansablemente, dulcemente, áridamente,
A los últimos héroes de la sexualidad.
No son ciertamente ninguna alternativa.
Ya tampoco tienen ninguna novedad.
Hay una rutina, siempre
en lo humano hay una rutina.
¿Y qué hay de los vampiros, el don juan tirapedos,
la chica del adiós sin caspa sobre las tetas mayúsculas,
torneada a la lentejuela sobre la barra? Nadie
en su sano juicio tomaría eso en serio.
Pero bien pensando, ya no queda nadie
En su sano juicio en este fin de siglo.
Hasta esas reminiscencias son posibles.
Claro que habría antes que proyectar una película o dos,
Poner música, no sé, crear un clima que se hiciera
A sí mismo sostenible. Pocas cosas dependen
Tanto del ambiente. Habría que andar siempre
Con toda esa escenografía al hombro,
Y eso es trabajo duro, pesado alquilar tantos camiones.
Definitivamente otra cosa que no sirve.
Existe también la cuestión del presupuesto.
La hora exacta, los extras preparados, las luces, los diálogos casi,
Casi naturales, esa mesa blanca, el florerito, la curva del gabán exacta,
Exacta. Aquí el amor es cuestión de exactitud. Hay matemáticas.
Impensable el tema de los hijos que desayunan y vuelven luego
De la escuela, el pijama a rayas, esas madres contentas, los primos,
Las tías, los abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, toda la colección
De cretinos en “un largo viaje hacia el final de la noche”, oh Céline,
Confundidos en un inaudible aplauso que es el de toda la especie.
Lo de la simulación es otro tema, todo sería más fácil si fuera posible,
De alguna real, definitiva manera, someter al otro.
Si nos creyera, si no se retorciera de risa cuando lo dejamos solo,
Creyendo que creímos que creía. Porque detrás del ojo brilla
Siempre esa luz fatídica, ese jugar a los dados solamente
Porque todas sus facetas están en blanco.
El amor, esa Cosa, esa porquería que insiste.
.......................................................................................................
JAPANESE FOOD
Cuál es su nombre usted era otra antes
Y ella se alegró de que hubiese alguna diferencia
Carmen López y usted es el primero que lo pregunta
Tomó mi sombrero y aquel ridículo impermeable verde
Que tanta gracia te causaba
(Aunque fuiste vos quien me lo regaló, en el momento
de abrir aquel paquete lo habías olvidado)
Mal de Simmons o de Porter o de ti,
Me dijeron un nombre y lo he olvidado
Carmen López me llevó hasta tus habitaciones
Donde sonreías entre cajas de pizza
Vacías, tiradas por el piso, o colocadas
Como si fueran pañuelos de batista
Sobre los mismos muebles
Que trajiste al abrir la casa
Esa casa que parecía haberse cerrado sobre vos
Sabía que habías engordado mucho
Alguien me dijo
“ha engordado mucho”
y lo siniestro era el tono
de “a mike le amputaron ambas manos
no mires mucho sus ganchos” del discreto
Y yo luché con tu imagen repetida miles y miles de veces a tamaño natural
Y en todo el mundo colocada en la puerta de las casas de artículos fotográficos
La del traje de baño y la sonrisa
Una chica de marca me miró con tus ojos detrás
Muy detrás muy adentro de tu figura como una silueta perfecta
Encerrada todavía en su bloque de mármol
Eso no era tan malo: yo no perdía de vista a la chica
Y Carmen López jamás la había conocido
Lo que me entristeció fue que tomaras la caja de pizza más cercana
Y me invitaras “japanese food” moviendo malamente tus labios
Que parecían tan pequeños en tu cara
Por jugar y por distraerte o por decirte algo
Te enumeré las ventajas que había en incorporar
La narrativa y mejor todavía la descripción
A los viejos arpegios de la poesía
Ahora que la prosa desdeña sus métodos y las fronteras
Entre los géneros levantan sus barreras
Para que pasen las mismas palabras de uno y otro lado
Las manos a la nuca y trotando
Apresuradamente por el puente
Apenas intercambiando rápidas miradas de inteligencia
Y gestos de saludo en la mitad
Aprovechando la fingida distracción de los guardianes
Pero corriendo
Corriendo siempre al otro lado
Japanese food comimos luego
Momentáneamente en silencio
Y sentí que masticaba tu imaginación
Y que su gusto era bueno
Y que ya no pesabas sobre mi corazón
Como al comienzo
Edgar Allan Poe decía lo de las campanitas y decía que no existía
tema más triste que la muerte de una mujer joven y hermosa
Querida
No es ligero ni frívolo ni estúpido decir
Que en nuestro tiempo la muerte es la gordura
............................................................................................................
EL HUDSON
Cuando la tomamos demasiado en serio,
La poesía empieza a tomarnos en broma:
Dónde es el papel, en qué otro cielo
Vuela este insecto porque yo lo escribo.
Por qué cadencias la madurez de su ausencia
Se troca en lo que ya antes sin yo saberlo era
Una agregada catástrofe, quizá feliz,
Sin que sea del todo aquí la falta del volumen
Y del peso, casi inconsistente pero ya
Medianamente cierto, éste
Que revolotea entre el cuarto y aquel cielo,
Sin duda tan entero como nosotros
Lo estamos de su lado.
Y si no, certidumbre decíme
De dónde viene y adónde va
Su desafiante respiración
Que señalás como ajena y es suya
Aunque lejana, en trayecto.
De igual modo allí están
Cuantos y cuanto no veo,
Adonde el insecto va y donde vuela...
¿Querés cuál insecto, decíme, tras esos bordes?
Nadie conjura nada que no lo haya evocado.
Y leer que es buscar
Lo que más se teme,
El otro acto tan indivisible
Como el caballo o el hombre del centauro,
No es atravesar ningún borde
Sino en la misma vigilia otra repentina forma;
Las manos que vuelven cada página
Abren la maleza de una ambigua selva.
Atardece, es de noche en la ciénaga,
Ya ves como obediente a la luz que declina
Se ha posado a cantar en la orilla vecina,
Las alas contra el cuerpo, inocente de todo.
Nada puede ocurrir si le acierta esta piedra.
I.
¿Qué otro río es éste bajo el nombre
Sino el mismo río que te mata, Heráclito, en sus aguas?
Las saladas y las dulces son el idéntico
Caudal que las transporta:
Una orilla es el Hudson, otra es el Ganges
Y hay otra orilla, además, para otros nombres.
Ancho y angosto, largo y corto río del mundo
Al que tomamos por sus meandros:
Incluso el que gotea en sus sótanos profundos.
Todo es la orilla: ni la rueda ni el fuego ni el lenguaje
Salieron jamás hacia otras tierras que no fueran esta azul Mesopotamia.
Siempre atrás, siempre adelante,
Nunca supiste, Almirante,
Cuán interiores
Eran las aguas que cruzaste.
Así es de noche y es de día en cada mitad del río.
II.
Qué ingenuo, viejo Hudson, el que creyó
Que iba a hablar de vos y del Rin y del Danubio,
Cuando esta noche he bebido tus metáforas
Como allá enfrente ¿es New Jersey? alguien bebe
Su vodka, su arak, su whisky, el usho de las Cícladas,
El vino negro y espeso de un fuerte mediodía.
El trago de tus aguas que emborrachan lleva
Al centro mismo de tu corriente múltiple:
Cuanto más quito de ella, más le devuelvo.
¿Qué relación habrá, íntimo Hudson, entre vos
Y este río al que veo escurrirse entre los puentes,
Este sí, seguro, de la estirpe del río único del que habla el primer canto?
Cuánto se aclararía y se enturbiaría de saberlo,
Entre un juego del mundo y un juego de palabras.
Pero tenía que engañarte a vos que leés o a vos que escuchás
(¿Dónde, en qué lugar correrá ahora, después de escrito,
El poema-río?) para que con menos desconfianza
me acompañaras a estos movedizos remolinos,
donde como en el desorden de una sopa de letras
muchos nombres se asoman y se esconden.
Me pregunto también qué pasaría si estuviera a mi lado
un poderoso policía, un hombre bueno,
y tuviera que explicarle todo esto paso a paso,
la intoxicación con agua que no está
pero que sí, también ella deja su huella en el aliento
y un andar trémulo y distante,
es esto ya una experiencia rara en el mundo
pero igualmente fácil de confundir con otras dilatadas pupilas,
con otros pulsos alterados, con otras alucinaciones ¿más baratas?
Ni hablar de las secuelas. Crea un hábito incontenible.
En otros tiempos seguramente había quien mataba para proporcionársela
(¿Me escuchás Gilles de Rais?
¿Me escuchás gran Tiberio debajo de la tierra?)
O nunca hubo nadie en ese trance.
Ni siquiera alguien que muriera por ella;
viejo Hudson de la mente, vos que sos su objeto y su riego
tendrías que saberlo y que decírmelo.
Ya nadie dice “caballo”
y hay un potrillo nuevo sobre el mundo.
Maldecí, bendecí, de ahora en más
el pan que llevés a tu boca sabrá a contradicción.
...............................................................................................................
PRIMER PISO: ELIANNE MCGOHAN
Ella estuvo en Miami
Aquella noche inolvidable
En que Jim Morrison cerró las puertas
Y se subió desnuda al escenario
“The old sacred spirit is alive!”
“The ancient holy ghost is alive!”
Gritaba en brazos de la policía
Y se golpeaba el pecho hermoso y bamboleante
“Santa, santa, santa” aullaba
En vez de “miserere”
El borracho panzón desde el micrófono
Le arrojó aquel beso
Antes de que se la ocultara
La Vía Láctea que había bajado hasta el escenario
Ella hoy tiene su Ph.D.
Y él su Pére Lachaise
Ambos enseñan poco pero bueno
Tres días a la semana
Ella en el salón correctamente iluminado
El en el más oscuro rincón del baño público
Apenas los separa un muro
Y unas pequeñas, eficientes puertas:
Es una suerte para todos
-ella incluida- que conozcan
Tan bien este trabajo
Y tengan tantos años en su oficio
..............................................................................................................
SEGUNDO PISO: ELIOT DI NUCCI
Nadie estuvo en el pasado
Y ninguno habitará el futuro.
Sólo existe este departamento,
La ventana que da a Central Park,
El tedio infinito de mis piernas inválidas,
El reloj que indica que dentro de dos horas
Vendrá la enfermera profesional
No sabe todavía lo que dice.
Mi vida no importa:
Una sola cosa late entre estas desiertas paredes
Y hace mucho que no es mi corazón.
En alguna parte, en algún cajón, una Beretta 40
Recuerda que vengué a mis piernas con ella,
Un día improbable, indefinido, de 1964,
Desde esta misma silla de ruedas,
Vaciándole el cargador a Moe “Ametralladora” Carrick,
No lejos de aquí, en una esquina que he olvidado.
Debajo de la pistola un viejo diario amarillento
Da todos los detalles de mi asunto.
...............................................................................................................
TERCER PISO: FIONA LARA FREDERICKSEN
Las tapas de la mitad de las revistas de la Tierra
Ofrecen mi retrato y buena parte de ellas
Se apilan hasta el techo en este piso
Y en esta vida donde sonrío a solas.
...............................................................................................................
CUARTO PISO: MAURICE Y MIRIAM PODOLSKI
Las antigüedades no tienen lugar
En nuestro piso, son sólo para vender,
De 8 AM a 8 PM ocupan nuestras vidas
Y luego, al abordar el metro tomados de la mano,
Como lo hacemos desde hace 45 años,
Las olvidamos en el negocio cerrado.
En la casa postales de nuestros hijos,
Venidas de Israel, de Missouri y de Idaho,
De Venezuela, de Salt Lake City y de Baviera,
Desplazan a las lámparas firmadas,
Los camafeos, las espadas y los jarrones.
Todas las noches, después de cenar,
Solos en la sala, contemplamos
Esas cartulinas resquebrajadas,
donde la tinta ya se desdibuja,
donde las palabras se transforman,
como lo hicimos la primera vez,
Cuando todavía alguna de ellas
Era echada por debajo de la puerta.
La vida es algo que siempre
Hay que cuidar de las polillas.
...............................................................................................................
QUINTO PISO: MOHAMED, ZACHARIAS, RICHARD, ALDOUS “CRAZY HORSE”, BUZZY Y, OCASIONALMENTE, ALGUNAS CHICAS SIN NOMBRE DE LA B AVENUE
Qué cuidado ponemos a pesar de las tantas veces que alguien se ha dado cuenta & han entrado en este piso los cerdos una vez derribaron la puerta & el asunto hasta salió en los diarios aunque buzzy dice que nadie ya lo recuerda de todos modos ¿qué estoy diciendo? & quién es nadie para saber de nosotros si tienes cautela hombre & si depositas cada mes cien dólares en la corte el desgraciado del dueño no logrará echarte a la calle con todos tus amigos es una ley de 1953 la que nos protege además somos veteranos
Recuerdo que richard que ahora no puede mover el brazo derecho por la heroína era el más alto del grupo & el más loco & el primero que dijo “metamos a la perra en la tina” esa vez que interrogábamos fuera de las reglas en ¿dónde? ¿a quién le importa? Algo sucedió en 1965 éramos tan jóvenes & metimos a la mujer en la tina & trajimos los bidones de napalm & un fósforo éramos tan jóvenes & estaba tan lejos la vergüenza de hanoi
Tiño mis canas como todos los demás, como hace aldous crazy horse aunque ya era calvo al entrar al servicio & le da miedo asomarse al espejo
¿Alguien se enteró? soy un negro desmemoriado pero estos cuatro blancos son todo lo que queda del pelotón & desde entonces estuvimos siempre juntos y no recuerdo si era buzzy o zacharias quien tenía el alquiler del piso ellos tampoco lo recuerdan nadie recuerda nada eso es lo bueno de este país & si tenés tacto amigo nadie te tocará el hombro & dirá ves esta placa & te leerá tus derechos
Son mi familia & regulamos el paso cada viernes sólo cada martes & viernes usamos las hipodérmicas o cuando creemos que es viernes & uno solo de nosotros sale cada tanto a buscar comida tenemos las pensiones & tenemos cuidado al andar por los pasillos o al tomar el ascensor como si el viejo charlie estuviera a las nueve & aquí ya no podemos usar los fusiles de asalto las granadas los morteros aunque cada tanto oímos los helicópteros y nos arrojamos todos cuerpo a tierra por las ráfagas en el gran salón donde no queda ya un solo mueble aunque yo guardo en alguna parte “la browing” ah zacharías que fue a la universidad la llama el poeta lakista dice estupideces dice que “la browing” es la reencarnación de un poeta inglés
Hace 27 años que nadie se da por enterado de que seguimos aquí y eso es bueno
Traemos putas para fotografiar
...............................................................................................................
SEXTO PISO: FRANCES GOBERNOR-COLEMAN
Yo, la única hija de Algernon Gobernor-Coleman,
Que conocí el esplendor de este país
Antes de que llegaran los italianos, los irlandeses
Y los musulmanes, antes de que desembarcaran
Con sus hijos en el vientre los hispanos
Y los armenios y los judíos que huían de los zares,
Duermo mi sueño eterno detrás de una falsa pared
Del baño, inyectada de formol, emparedada
Por mi esposo para quedarse con toda mi fortuna.
Hace casi cien años que me pudro
Discretamente, sin olores ni gusanos,
Sin prisa, en este piso olvidado
Por albaceas, abogados y jueces.
Yo que conocí el suave contacto de la seda
Y la caricia del satén, el mimo de la piel de marta,
El aroma de la menta salvaje en la hacienda de Virginia,
Desde hace un siglo sólo rasco helados ladrillos
Colocados en apresuradas hileras frente a mi nariz
Y luego el sudor del cemento cuando hace calor en Manhattan.
Inmóvil pero todavía de pie,
Separada para siempre de un mundo
Que hicieron los míos
Pero que ya no se me parece.
..............................................................................................................
SÉPTIMO PISO: LEONARD BARRYMAN
Vine de Minnesota con mi título y mis libros
A conquistar las universidades del Este,
A imponerme a los deseos del mundo
Demostrando que en un mismo tiempo
Viven Epicuro y Alcestes, Jorge Washington y Lincoln.
Creí que todo era posible en base a una férrea voluntad,
Como me enseñaron la iglesia metodista,
Mis otras lecturas y mi abuelo que era capaz,
A sus ochenta y un años, de doblar una herradura
Con la fuerza de sus dedos vueltos rojos y blancos.
Agonizo en una burocracia que ya tenía otros gustos,
Y mi clase está compuesta por muchachos burlones,
Que no saben ni estiman lo que representó Napoleón.
Cada noche, temo a los drogadictos al bajar del autobús
Y me escurro entre las sombras, una sombra yo mismo,
Creyendo que en mi oscuro centro aún brilla
Algún canon, que soy esa leve luz complacida de sí misma,
Aunque todo demuestre que la nieve la cubrió
Y el calor la derritió. Soy el que soy, repito
Al dejar el ascensor y desde el fondo de la penumbra
Que envuelve los pasillos mi vida entera se ríe
Y me arroja cada palabra que dije como un escupitajo.
Cuando cierro la puerta, esa risa persiste.
..............................................................................................................
OCTAVO PISO: FERNANDO MEDINA Y GUIMARAES
Vivo en el piso que fue de mis padres:
Lejos quedaron sus sudores y sus pesares.
Podría vivir muy bien en otra parte,
Pero me complace recordar,
Entre estas cosas y muebles conocidos,
Que me elevé de entre los míos
Como un dios en una máquina.
Vivo en el piso que fue de mis padres:
Aquí avarientamente juntaron cada dólar
Para educarme, cuando este era un barrio despreciable
Y ellos la hez del planeta arrojada a esta playa
Todavía con vida como para engendrarme.
Y crecí como un monstruo, como algo notable.
Soy el futuro sin freno y ya nadie podrá pararme.
Vivo en el piso que ya fue de mis padres.
...............................................................................................................
NOVENO PISO: PENT-HOUSE
La puerta, las paredes, el empapelado, las formas. Las cortinas, las alfombras, los ceniceros, las cómodas. Los armarios, las mesas, las sillas, los sillones. Las ventanas, los atardeceres, las madrugadas, las noches, los amaneceres. La cocina, los enseres, los utensilios, los manteles. Los pasillos, las sombras, el aire a encierro, una puerta entreabierta, la humedad, la ceniza. El polvo, las telarañas, los ruidos de la calle. El baño, las goteras, los mosaicos, el espejo, la ducha, las rajaduras, el óxido. Los insectos muertos, la mugre, las colillas, los enchufes. El dormitorio, las sábanas, los libros, las luces apagadas, las almohadas. El televisor, la radio, los cables, las revistas. El salón de estar, el techo, la biblioteca, el par de sillones, la mesa baja, los periódicos, la lámpara de pie, el aparato de aire acondicionado. El balcón, las plantas de tiesto y el vacío.
BREVE CV DE LUIS BENITEZ
El poeta y narrador Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.) con sede en la Columbia University, de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (La India). Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su obra literaria, entre ellos el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); la Mención de Honor del Concurso Municipal de Literatura (Poesía, Buenos Aires, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Tercer Premio Eduardo Mallea de Narrativa (Buenos Aires, período 1995-1997); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2008).
Sus 24 libros de poesía, ensayo y narrativa han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, México, Venezuela y Uruguay y obras suyas fueron traducidas al inglés, francés, alemán, italiano, flamenco, griego y macedonio.
Recientemente, la editorial española publicatuslibros.com editó en e-book, en 3 tomos, sus “Poemas Completos (1980-2006)”, con ensayo introductorio del Prof. Luis González Platón, de la Universidad de Madrid. La descarga gratuita de “Poemas Completos” puede hacerse desde:
www.publicatuslibros.com
Descargar Archivo
|